sábado, 1 de mayo de 2010

José Emilio Pacheco

Querido/a lector/a:


Leyendo estos versos de Pacheco

"...Soy y no soy aquel que te ha esperado

en el parque desierto una mañana..."

sentí la necesidad de comunicarme contigo.

Sin embargo, antes de empezar recordé que había leído en los diarios algunas frases de su discurso en la entrega del Premio Cervantes pero no el discurso entero. Lo busqué, lo leí y cuando regresé a mi concentración para buscar algo “muy interesante” que comunicarte, caí en la cuenta que nada mejor hallaría sino:

• Trasladarte su discurso.
• Presentártelo.
• Ofrecerte algunos de sus poemas (he resaltado el que más me gusta en granate)

¡Que te aproveche!

PALABRAS DE JOSÉ EMILIO PACHECO, PREMIO CERVANTES 2009

Majestades, Señor Presidente del Gobierno, Señora Ministra de Cultura, Señor Rector de la Universidad de Alcalá de Henares, Señora Presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y para las Artes de México, Presidenta de la Comunidad de Madrid, Sr. Alcalde de esta ciudad, autoridades estatales, autonómicas, locales y académicas, amigas, amigos, señores y señoras.


1947 es una fecha tan lejana como 1547. Ambas se han hundido en la sombra eterna y son irrecuperables. Tal vez la memoria inventa lo que evoca y la imaginación ilumina la densa cotidianeidad. Sin embargo, del mismo modo que para nosotros serán siempre gigantes los molinos de viento que acababan de instalarse en 1585 y eran la modernidad anterior a la invención de esta palabra, en algún plano es real otra experiencia: la de un niño que una mañana de Ciudad de México va con toda su escuela al Palacio de Bellas Artes y asiste asombrado a una representación del Quijote convertido en espectáculo.


Salvador Novo adapta y dirige la obra con música de un mexicano, Carlos Chávez, y un español, Jesús Bal y Gal. Novo pertenece al Grupo de Contemporáneos, equivalente exacto del Grupo de 1927 en España. Mucho tiempo después sabré que Novo había conseguido que en julio de 1936 su amigo Federico García Lorca estuviera precisamente en ese Palacio de Bellas Artes para presenciar el estreno mexicano de Bodas de Sangre interpretada por Margarita Xirgu.


A telón cerrado aparece el historiador árabe Cide Hamete Benengeli a quién Cervantes atribuye la novela. Cide Hamete Benengeli ha decidido abreviar la historia para que los niños de México puedan conocerla. La cortina se abre. De la oscuridad surge la venta que es un castillo para Don Quijote. Quiere ser armado caballero a fin de que pueda ofrecer sus hazañas a la sin par Dulcinea del Toboso, la mujer más bella del mundo.


Dos horas después termina la obra. Desciende de los aires Clavileño que en esta representación es un pegaso. Don Quijote y Sancho montan en él y se elevan aunque no desaparecen. El Caballero de la Triste Figura se despide: “No he muerto ni moriré nunca… Mi brazo fuerte está y estará siempre dispuesto a defender a los débiles y a socorrer a los necesitados”.


En aquella mañana tan remota descubro que hay otra realidad llamada ficción. Me es revelado también que mi habla de todos los días, la lengua en que nací y constituye mi única riqueza, puede ser para quien sepa emplearla algo semejante a la música del espectáculo, los colores de la ropa y de las casas que iluminan el escenario. La historia del Quijote tiene el don de volar como aquel Clavileño. He entrado sin saberlo en lo que Carlos Fuentes define como el territorio de La Mancha. Ya nunca voy a abandonarlo.


Leo más tarde versiones infantiles del gran libro y encuentro que los demás leen otra historia. Para mí el Quijote no es cosa de risa. Me parece muy triste cuanto le sucede. Nadie puede sacarme de esta visión doliente.


En la mínima historia inconclusa de mi trato con la novela admirable hay a lo largo de tantos años muchos episodios que no describiré. Adolescente, me frustra no poder seguir de corrido la fascinación del relato: se opone lo que George Steiner designó como el aparato ortopédico de las notas. Me duele que las obras eternas no lo sean tanto porque el idioma cambia todos los días y con él se alteran los sentidos de las palabras.

También me asombra que necesiten nota al pie términos familiares en el español de México, al menos en el México de aquellos años remotos: “de bulto” como las estatuillas de los santos que teníamos en casa: “el Malo”, el demonio”; “pelillos a la mar”, olvido de las ofensas; “curioso”, inteligente. Y tantas otras: “escarmenar”, “bastimento”, “cada y cuando”.


Ignoro si podría demostrase que el primer ejemplar del Quijote llegó a México en el equipaje de Mateo Alemán y en el mismo 1606 de su publicación. El autor del Guzmán de Alfarache había nacido en 1547 como Cervantes y estuvo en aquella Nueva España que don Miguel nunca alcanzó.


Tal vez el gran cervantista mexicano de hace un siglo, Francisco A. de Icaza, hubiera rechazado como una más de las Supercherías y errores cervantinos esta atribución que me seduce. Por lo pronto me permite evocar en este recinto sagrado a Icaza, el mexicano de España y el español de México, a quien no se recuerda en ninguna de sus dos patrias. En todo caso sobrevive en el poema que le dedicó su amigo Antonio Machado: “No es profesor de energía/ Francisco A. de Icaza, sino de melancolía”. Y en la inscripción que leen todos los visitantes de la Alhambra. Otra leyenda atribuye su inspiración al mismo mendigo de quien habló también Ángel Ganivet: “Dale limosna, mujer/ pues no hay en la vida nada/como la pena de ser/ciego en Granada”.


Como todo, Internet es al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas. No me dejará mentir la Red si les digo que el 30 de noviembre de 2009, en una rueda de prensa en la Feria de Guadalajara me preguntaron, con motivo del Premio Reina Sofía, si con él yo estaba en camino del Premio Cervantes. “Para nada”, contesté. “Lo veo muy lejano. Nunca lo voy a ganar”.


Al amanecer del lunes 30 la voz de la Señora Ministra de Cultura, Doña Ángeles González Sinde, me dio la noticia y me hundió en una irrealidad quijotesca de la que aún no despierto. Por aturdimiento, no por ingratitud, apenas en este día doy gracias al jurado por su generosidad al privilegiarme cuando apenas soy uno más entre los escritores de este idioma y hay tantas y tantos dignos con mucha mayor justificación que yo de estar ahora ante ustedes.


Para volver al plano de la realidad irreal o de la irrealidad real en que los personajes del Quijote pueden ser al mismo tiempo lectores del Quijote, me gustaría que el Premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años el recibirlo. Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió su penuria.


Cuánto nos duele verlo o ver a su rival Lope de Vega humillándose ante los duques, condes y marqueses. La situación sólo ha cambiado de nombres. Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiende a agudizarse en la era electrónica.

En la Roma de Augusto quedó establecido el mercado del libro. A cada uno de sus integrantes -- proveedores de tablillas de cera, papiros, pergaminos; copistas, editores, libreros--le fue asignado un pago o un medio de obtener ganancias. El único excluido fue el autor sin el cual nada de los demás existiría. Cervantes resultó la víctima ejemplar de este orden injusto. No hay en la literatura española una vida más llena de humillaciones y fracasos. Se dirá que gracias a esto hizo su obra maestra.


El Quijote es muchas cosas pero es también la venganza contra todo lo que Cervantes sufrió hasta el último día de su existencia. Si recurrimos a las comparaciones con la historia que vivió y padeció Cervantes, diremos que primero tuvo su derrota de la Armada Invencible y después, extracronológicamente, su gran victoria de Lepanto: El Quijote es la más alta ocasión que han visto los siglos de la lengua española.


Nada de lo que ocurre en este cruel 2010 --de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta a países como México-- era previsible al comenzar el año. Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye. Sin embargo en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote.



PEQUEÑA BIOGRAFÍA
José Emilio Pacheco nació en la Ciudad de México el 30 de junio de 1939. Su obra fue reconocida muy pronto: desde la década de los cincuenta ya figuraba en antologías al lado de los grandes poetas de Latinoamérica. Estudió en La Universidad Nacional Autónoma de México. Además de haber publicado poesía y prosa y de ejercer una magistral labor como traductor, ha trabajado como director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales. Dirigió, al lado de Carlos Monsiváis, el suplemento de la revista Estaciones; fue secretario de redacción de la Revista de la Universidad de México. Dirigió la colección Biblioteca del Estudiante Universitario. Ha sido docente en diversas universidades del mundo e investigador del INAH.

Entre su obra poética destaca: Los elementos de la noche (1963); El reposo del fuego (1966); No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969); Irás y no volverás (1973); Islas a la deriva (1976); Desde entonces (1980); Trabajos en el mar (1983). Todos estos libros fueron reunidos bajo el título Tarde o temprano. Algunos de sus textos en prosa son: El viento distante y otros relatos (1963), Morirás lejos (1967), El principio del placer (1972) y Batallas en el desierto (1981). Ha recibido varios premios entre los que caben citarse: Premio Nacional de Lingüística y Literatura 1992 y el José Asunción Silva al mejor libro de poemas en español publicado entre 1990 y 1995.


POEMAS

A quien pueda interesar

Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía

A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo

La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida



Aceleración de la historia

Escribo unas palabras
                             y al mismo
ya dicen otra cosa
                               significan
una intención distinta
                       son ya dóciles
al Carbono 14
                        Criptogramas
de un pueblo remotísimo
                             que busca
la escritura en tinieblas.



Alta traición

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
   es inasible.
Pero (aunque suene mal)
   daría la vida
por diez lugares suyos,
   cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
   fortalezas,
una ciudad deshecha,
   gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
   montañas
-y tres o cuatro ríos.


Caverna

Es verdad que los muertos tampoco duran
Ni siquiera la muerte permanece
Todo vuelve a ser polvo

Pero la cueva preservó su entierro

Aquí están alineados
cada uno con su ofrenda
los huesos dueños de una historia secreta



Aquí sabemos a qué sabe la muerte
Aquí sabemos lo que sabe la muerte
La piedra le dio vida a esta muerte
La piedra se hizo lava de muerte

Todo está muerto
En esta cueva ni siquiera vive la muerte

De "Islas a la deriva, 1973-1975"


Copos de nieve sobre Wivenhoe

Entrecruzados
caen,
se aglomeran
y un segundo después
se han dispersado.
Caen y dejan caer
a la caída.
Inmateriales
astros
intangibles;
infinitos,
planetas en desplome.

Contraelegía

Mi único tema es lo que ya no está
Y mi obsesión se llama lo perdido
Mi punzante estribillo es nunca más
Y sin embargo amo este cambio perpetuo
este variar segundo tras segundo
porque sin él lo que llamamos vida
      sería de piedra.


El mar sigue adelante

Entre tanto guijarro de la orilla
 no sabe el mar
  en dónde deshacerse

¿Cuándo terminará su infernidad
  que lo ciñe
   a la tierra enemiga
    como instrumento de tortura
     y no lo deja agonizar
      no le otorga un minuto de reposo?

Tigre entre la olarasca
 de su absoluta impermanencia
  Las vueltas
   jamás serán iguales
    La prisión
      es siempre idéntica a sí misma


Y cada ola quisiera ser la última
  quedarse congelada
   en la boca de sal y arena
    que mudamente
      le está diciendo siempre:
       Adelante


El pulpo

Oscuro dios de las profundidades,
helecho, hongo, jacinto,
entre rocas que nadie ha visto, allí, en el abismo,
donde al amanecer, contra la lumbre del sol,
baja la noche al fondo del mar y el pulpo le sorbe
con las ventosas de sus tentáculos tinta sombría.
Qué belleza nocturna su esplendor si navega
en lo más penumbrosamente salobre del agua madre,
para él cristalina y dulce.
Pero en la playa que infestó la basura plástica
esa joya carnal del viscoso vértigo
parece un monstruo; y están matando
/ a garrotazos / al indefenso encallado.
Alguien lanzó un arpón y el pulpo respira muerte
por la segunda asfixia que constituye su herida.
De sus labios no mana sangre: brota la noche
y enluta el mar y desvanece la tierra,
muy lentamente, mientras el pulpo se muere.


El reposo del fuego
                                              (Don de Heraclito)

Pero el agua recorre los cristales
musgosarnente :
ignora que se altera,
lejos del sueño, todo lo existente.

Y el reposo del fuego es tomar forma
con su pleno poder de transformarse.
fuego del aire y soledad del fuego.
al incendiar el aire que es de fuego.
Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.

Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:

Soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible en donde entraba
(y no lo hará jamás, nunca dos veces)
la luz de octubre rota en la espesura.

Y fue el olor del mar: una paloma,
como un arco de sal,
ardió en el aire.

No estabas, no estarás
pero el oleaje
de una espuma remota confluía
sobre mis actos y entre mis palabras
(únicas nunca ajenas, nunca mías):
El mar que es agua pura ante los peces
jamás ha de saciar la sed humana.


Éxodo

En lo alto del día
eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad de su paso;
el miserable héroe que escapó del combate
y apoyado en su escudo mira arder la derrota;
el náufrago sin nombre que se aferra a otro cuerpo
para que el mar no arroje su cadáver a solas;
el perpetuo exiliado que en el desierto mira
crecer hondas ciudades que en el sol retroceden;
el que clavó sus armas en la piel de un dios muerto
el que escucha en el alba cantar un gallo y otro
porque las profecías se están cumpliendo: atónito
y sin embargo cierto de haber negado todo;
el que abre la mano
                            y recibe la noche.


Fin de siglo

«La sangre derramada clama venganza».
Y la venganza no puede engendrar
sino más sangre derramada
          ¿Quién soy:
el guarda de mi hermano o aquel
          a quien adiestraron
para aceptar la muerte de los demás,
          no la propia muerte?
¿A nombre de qué puedo condenar a muerte
a otros por lo que son o piensan?
Pero ¿cómo dejar impunes
la tortura o el genocidio o el matar de hambre?
          No quiero nada para mí:
          sólo anhelo
          lo posible imposible:
          un mundo sin víctimas.

Cómo lograrlo no está en mi poder;
escapa a mi pequeñez, a mi pobre intento
de vaciar el mar de sangre que es nuestro siglo
con el cuenco trémulo de la mano
Mientras escribo llega el crepúsculo
cerca de mí los gritos que no han cesado
          no me dejan cerrar los ojos


Gota de lluvia

Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.

Toda la noche estaba en esa humedad sombría

que de repente

iluminó la luna.



Idilio

Con aire de fatiga entraba el mar
en el desfiladero
                          El viento helado
dispersaba la nieve de la montaña
y tú
parecías un poco de primavera
anticipo
de la vida bullente bajo los hielos
calor
       para la tierra muerta
cauterio
      de su corteza ensangrentada
Me enseñaste los nombres de las aves
la edad
     de los pinos inconsolables
la hora
      en que suben y bajan las mareas

En la diafanidad de la mañana
se borraban las penas
                                 la nostalgia
del extranjero
                 el rumor
de guerras y desastres
El mundo
                 volvía a ser un jardín
que repoblaban
        los primeros fantasmas
una página en blanco
        una vasija
en donde sólo cupo aquel instante

El mar latía
                En tus ojos
se anulaban los siglos
                                la miseria
que llamamos historia
                                 el horror
que agazapa su insidia en el futuro
Y el viento
               era otra vez la libertad
que en vano
                 intentamos fijar
en las banderas

Como un tañido funerario entró
hasta el bosque un olor de muerte
Las aguas
           se mancharon de Iodo y de veneno
Y los guardias
                    llegaron a ahuyentamos
Porque sin damos cuenta pisábamos
el terreno prohibido
                           de la fábrica atroz
en que elaboran
                      defoliador y gas paralizante


Indeseable


No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.



La diosa blanca

Porque sabe cuánto la quiero y cómo hablo de ella en
                      su ausencia,
la nieve vino a despedirme.
Pintó de Brueghel los árboles.
Hizo dibujo de Hosukai el campo sombrío.

Imposible dar gusto a todos.
La nieve que para mí es la diosa, la novia,
Astarté, Diana, la eterna muchacha,
para otros es la enemiga, la bruja, la condenable a la hoguera.
Estorba sus labores y sus ganancias.
La odian por verla tanto y haber crecido con ella.
La relacionan con el sudario y la muerte.

A mis ojos en cambio es la joven vida, la Diosa Blanca
que abre los brazos y nos envuelve por un segundo y se marcha.
Le digo adiós, hasta luego, espero volver a verte algún día.
Adiós, espuma del aire, isla que dura un instante.


La flecha

      No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
      No capturar ninguna presa
      No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo     la trayectoria      el impulso
      el tramo de aire recorrido en su ascenso
      la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
      en la extensión de la nada


La gota

La gota es un modelo de concisión:
todo el universo
encerrado en un punto de agua.

La gota representa el diluvio y la sed.
Es el vasto Amazonas y el gran Océano.

La gota estuvo allí en el principio del mundo.
Es el espejo, el abismo,
la casa de la vida y la fluidez de la muerte.

Para abreviar, la gota está poblada de seres
que se combaten, se exterminan, se acoplan.
No pueden salir de ella,
gritan en vano.

Preguntan como todos:
¿de qué se trata,
hasta cuándo,
qué mal hicimos
para estar prisioneros de nuestra gota?

Y nadie escucha.
Sombra y silencio en torno de la gota,
brizna de luz entre la noche cósmica
en donde no hay respuesta.


Las flores del mar
A la memoria de Jaime García Terrés

Danza sobre las olas, vuelo flotante,
ductilidad, perfección, acorde absoluto
con el ritmo de las mareas,
la insondable música
que nace allá en el fondo y es retenida
en el santuario de las caracolas.

La medusa no oculta nada,
más bien despliega
su dicha de estar viva por un instante.
Parece la disponible, la acogedora
que sólo busca la fecundación,
no el placer ni el famoso amor,
para sentir: ¬Ya cumplí,
ya ha pasado todo.
Puedo morir tranquila en la arena
donde me arrojarán las olas que no perdonan.

Medusa, flor del mar. La comparan
con la que petrifica a quien se atreve a mirarla.
Medusa blanca como la X'Tabay de los mayas
y la Desconocida que sale al paso y acecha
desde el Eclesiastés al pobre deseo.

Flores del mar y el mal las Medusas.
Cuando eres niño te advierten:
Limítate a contemplarlas.
Si las tocas, las espectrales
te dejarán su quemadura,
la marca a fuego, el estigma
de quien codicia lo prohibido.

Quizá dijiste en silencio:
¬Pretendo asir la marea,
acariciar lo imposible.

Nunca lo harás: las medusas
no son de nadie celestial o terrestre.
Son de la mar que no es ni mujer ni prójimo.

Son peces de la nada, plantas del viento,
quizá espejismos,
gasas de espuma ponzoñosa

En Veracruz las llaman aguas malas.


Lluvia de sol

La muchacha desnuda toma el sol
apenas cubierta
por la presencia de las frondas.

Abre su cuerpo al sol
que en lluvia de fuego
la llena de luz.

Entre sus ojos cerrados
la eternidad se vuelve instante de oro.
La luz nació para que el resplandor de este cuerpo

le diera vida.
Un día más
sobrevive la tierra gracias a ella

que sin saberlo
es el sol
entre el rumor de las frondas.


Los elementos de la noche

Bajo el mínimo imperio que el verno ha roído
se derrumban los días, la fe, las previsiones.
En el último valle la destrucción se sacia
en ciudades vencidas que la ceniza afrenta.

La lluvia extingue
el bosque iluminado por el relámpago.
La noche deja su veneno.
Las palabras se rompen contra el aire.

Nada se restituye, nada otorga
el verdor a los campos calcinados.

Ni el agua en su destierro
sucederá a la fuente
ni los huesos del águila
volverán por sus alas.


Lumbre en el aire

Estallan los jardines de la pólvora
en el cielo oscurísimo y su aplomo.

Estruendo frente al mar que se encarniza
desde la eternidad contra las rocas.

A cada instante otro Big bang.
Nacen astros, cometas, aerolitos.

Todo es ala y fugacidad
en la galaxia de esta lumbre.

Mundos de luz que viven un instante.
Luego se funden y se vuelven nada.

Como esta noche en que hemos visto arder
cuerpos fugaces sobre el mar eterno.


Mar eterno

Digamos que no tiene comienzo el mar
Empieza donde lo hallas por vez primera
y te sale al encuentro por todas partes


Mejor que el vino

Porque mejor que el vino son tus amores.
Salomón
Quinto y Vatinio dicen que mis versos
son fríos.
Quinto divulga en estrofas yámbicas
los encantos de Flavia.
Vatinio canta
conyugales y dulces placeres.
Pero, yo Claudia,
no he arrastrado tu nombre
por las calles y plazas de Roma.
El pudor y la astucia me obligan
a guardar tales ansias
para sólo tu lecho nocturno.


Memoria

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
la gran pasión
sólo existió en tu deseo.

Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.


Mosquitos

Nacen en las pantanos del insomnio.
Son negrura viscosa que aletea.
Vampiritos inermes,
sublibélulas,
caballitos de pica
del demonio.


Presencia

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
sino esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto.


Piedra

Lo que dice la piedra
sólo la noche puede descifrarlo

Nos mira con su cuerpo todo de ojos
Con su inmovilidad nos desafía
Sabe implacablemente ser permanencia

Ella es el mundo que otros desgarramos


Prehistoria

A la memoria de Jaime Sabines
                
                  1
En las paredes de esta cueva
pinto el venado
para adueñarme de su carne,
para ser él,
para que su fuerza y su ligereza sean mías
y me vuelva el primero
entre los cazadores de la tribu.

En este santuario
divinizo las fuerzas que no comprendo.
Invento a Dios,
a semejanza del Gran Padre que anhelo ser,
con poder absoluto sobre la tribu.

En este ladrillo
trazo las letras iniciales,
el alfabeto con que me apropio del mundo al simbolizarlo.
La T es la torre y desde allí gobierno y vigilo.
La M es el mar desconocido y temible.

Gracias a ti, alfabeto hecho por mi mano,
habrá un solo Dios: el mío.
Y no tolerará otras deidades.
Una sola verdad: la mía.
Y quien se oponga a ella recibirá su castigo.

Habrá jerarquías, memoria, ley:
mi ley: la ley del más fuerte
para que dure siempre mi poder sobre el mundo.

                         2
Al contemplar por vez primera la noche
me pregunté: ¿será eterna?
Quise indagar la razón del sol, la inconstante
movilidad de la luna,
la misteriosa armada de estrellas
que navegan sin desplomarse.

Enseguida pensé que Dios es dos:
la luna y el sol, la tierra y el mar, el aire y el fuego,
O es dos en uno:
la lluvia / la planta, el relámpago / el trueno.

¿De dónde viene la lumbre del cielo?
¿La produce el estruendo? ¿O es la llama
la que resuena al desgarrar el espacio?
(como la grieta al muro antes de caer
por los espasmos del planeta siempre en trance de hacerse).

¿Dios es el bien porque regala la lluvia?
¿Dios es el mal por ser la piedra que mata?
¿Dios es el agua que cuando falta aniquila
y cuando crece nos arrastra y ahoga?

A la parte de mí que me da miedo
la llamaré Demonio.
¿O es el doble de Dios, su inmensa sombra?
Porque sin el dolor y sin el mal
no existirían el bien ni el placer,
del mismo modo que para la luz
son necesarias las tinieblas.

Nunca jamás encontraré la respuesta.
No tengo tiempo. Me perdí en el tiempo.
Se acabó el que me dieron.

                         3
Ustedes, los que escudriñen nuestra basura
y desentierren puntas
de pedernal, collares de barro
o lajas afiladas para crear muerte;
figuras de mujeres en que intentamos
celebrar el misterio del placer
y la fertilidad que nos permite seguir aquí contra todo
-enigma absoluto
para nuestro cerebro si apenas está urdiendo el lenguaje-,
lo llamarán mamut.
Pero nosotros en cambio
jamás decimos su nombre:
tan venerado es por la horda que somos.

El lobo nos enseñó a cazar en manada.
Nos dividimos el trabajo, aprendimos:
la carne se come, la sangre fresca se bebe,
como fermento de uva.
Con su piel nos cubrimos.
Sus filosos colmillos se hacen lanzas
para triunfar en la guerra.
Con los huesos forjamos
insignias que señalan nuestro alto rango.
Así pues, hemos vencido al coloso.
Escuchen cómo suena nuestro grito de triunfo.

Qué lástima.
Ya se acabaron los gigantes.
Nunca habrá otro mamut sobre la tierra.

              4
Mujer, no eres como yo
pero me haces falta.

Sin ti seria una cabeza sin tronco
o un tronco sin cabeza. No un árbol
sino una piedra rodante.

Y como representas la mitad que no tengo
y te envidio el poder de construir la vida en tu cuerpo,
diré: nació de mí, fue un desprendimiento:
debe quedar atada por un cordón umbilical invisible.

Tu fuerza me da miedo.
Debo someterte
como a las fieras tan temidas de ayer .
Hoy, gracias a mi crueldad y a mi astucia,
labran los campos, me transportan, me cuidan,
me dan su leche y hasta su piel y su carne.

Si no aceptas el yugo,
si queda aún como rescoldo una chispa
de aquellos tiempos en que eras reina de todo,
voy a situarte entre los demonios que he creado
para definir como El Mal cuanto se interponga
en mi camino hacia el poder absoluto.


Soledad de la campana

Soledad de la campana.

        Le dice adiós al tañido.
       Último son de su bronce,

flecha ardiente en el silencio.
Vaga en busca de los ecos

     ¬pero nadie le contesta.


Tarde o temprano

Homenaje a Nezahualcoyotl *

                   I
No tenemos raíces en la tierra.
No estaremos en ella para siempre:
      sólo un instante breve.

También se quiebra el jade
      y rompe el oro
y hasta el plumaje de quetzal se desgarra.

No tendremos la vida para siempre:
      sólo un instante breve.

                    II
En el libro del mundo Dios escribe
con flores a los hombres
      y con cantos
les da luz y tinieblas.

Después los va borrando:
     guerreros, príncipes,
con tinta negra los revierte a la sombra

      No somos reyes:
somos figuras en un libro de estampas.

                      III
Dios no fincó su hogar en parte alguna.
Solo, en el fondo de su cielo hueco,
está Dios inventando la palabra.

¿Alguien lo vio en la tierra?

      Aquí se hastía,
no es amigo de nadie.

Todos llegamos al lugar del misterio.

                         IV
De cuatro en cuatro nos iremos muriendo
      aquí sobre la tierra.

Somos como pinturas que se borran,
      flores secas, plumajes apagados.

Ahora entiendo este misterio, este enigma:
el poder y la gloria no son nada:
con el jade y el oro bajaremos
      al lugar de los muertos.

De lo que ven mis ojos desde el trono
no quedará ni el polvo en esta tierra.

* A partir de las traducciones de Angel María Garibay
y Miguel León Portilla.


Un marine

Quiso apagar incendios con el fuego.
Murió en la selva de Vietnam
y en vano.


Un poeta novohispano

Como se ahogaba en su país y era imposible
decir una palabra sin riesgo
 Como su vida misma estaba en manos
 de una sospecha una delación un proceso
 el poeta
 llenó el idioma de una flora salvaje
              Proliferaron
estalactitas de Bizancio en sus versos

 Acaso fue rebelde acaso comprendió
    la ignominia de lo que estaba viviendo
El criollo resentido y cortés al acecho
     del momento en que se adueñaría de la patria ocupada
por hombres como sus padres en consecuencia
     más ajenos más extranjeros más invasores todavía

Acaso le dolió tener que escribir públicamente tan sólo
     panegíricos versos cortesanos
Sus poemas verdaderos en los que está su voz
     los sonetos
que alcanzan la maestría del nuevo arte
     a la sombra de Góngora es verdad
pero con algo en ellos que no es enteramente español
     los sembró noche a noche en la ceniza

Han pasado los siglos y alimentan
una ciega sección de manuscritos

lunes, 19 de abril de 2010

La paradoja Easterlin



Forjada por la mente del economista Richard Easterlin, simplemente viene a desmentir la vieja creencia de que cuantos más ingresos tengamos más felices seremos.

Según Easterlin, si preguntamos en un país ¿Es usted feliz?“, la parte de la población con mayores ingresos tiene un mayor porcentaje de respuestas positivas. Sin embargo, a nivel mundial el nivel de felicidad no varía en su población. Para ello pone un ejemplo sencillo: en Japón el nivel adquisitivo de una persona de clase media se ha multiplicado por cinco en estos 65 años… pero el nivel de felicidad de su población sigue intacto desde entonces.

Es decir, llegados a nivel de riqueza de un país en el que todos sus servicios básicos se ven cubiertos, más ingresos en su población no implican mayor felicidad en esta.

Otro ejemplo: una persona tiene una moto desde hace 20 años que renquea cada vez que la enciende. Recibe un aumento de sueldo por parte de su empresa y decide comprarse la moto con que había soñado desde hace un tiempo. La felicidad de tener esa ansiada moto es efímera, en cuanto se acostumbre a su uso dejara de tener esa sensación de éxtasis por tener una moto nueva. Se habrá acostumbrado a ella, dejará de hacerte feliz.

Easterlin afirma que cuando tenemos una serie de factores externos al dinero satisfechos como son los amigos, la salud o el trabajo, a partir de un nivel de renta de 15,000$ (aunque parece anticuada esta cifra) el aumento de sueldo o el ganar mucho más dinero no afecta directamente en nuestra felicidad, no seremos más felices por ganar más.

Cabe señalar también un factor psicológico de muchas personas que siempre tienden a compararse a las personas de su mismo estatus social o económico. Es decir, si subo de nivel económico porque me hago rico en bolsa o simplemente me toca la lotería, dejaré de compararme con el vecino del quinto y me querré comparar con el ejecutivo que luce un precioso Mercedes. Ya no aspiraré a comprarme un Audi, sino que querré ir a por el Porsche. Es lo que los expertos llaman la “comparación social“ y difiere de la paradoja de Eaterlin, puesto que esas personas ya no se fijan en si tienen esos factores externos al dinero satisfechos (o no los tienen), sino que viven pendientes de verse reflejadas en sus “semejantes económicos”, llegando incluso a la insatisfacción personal. Se trata de ciertos adinerados que tienden a ver satisfechas sus ansias de felicidad en términos materiales, dejando a un lado aspectos como la amistad o la salud. El resto de los mortales veremos más satisfecha nuestra felicidad en aspectos más intangibles que los crematísticos.

¿Crees que serías más feliz al año de que te hubiera tocado un gran premio en la lotería?

Bateyes de Hato Mayor (República Dominicana)




Busca la palabra "batey" en un buscador de Internet y adéntrate en comunidades paupérrimas que abundan en los campos de República Dominicana. Sus pobladores son ... pobres ¿haitianos, dominicanos? Nadie de fuera lo sabe, porque documentos y papeles no abundan, sólo hambre y enfermedad, además de sonrisas y colores: de piel, de ojos, de pelo, de prendas de vestir, de lazos en el pelo.
Un batey es uno de los lugares más pobres del planeta. ¿Qué se puede hacer por ellos? Si desde cualquier empresa os interesa ofrecerles ayuda, contactad con Eurotalent y hablamos. Es un caso típico de comunidad en la que con poco se puede hacer mucho, porque están muy bien organizados -al menos los que nosotros conocemos-.
Aquí es donde viven los miles y miles de haitianos pobres que han salido de su país, cruzando las montañas que separan a ambos países. Llevan aquí, en algunos casos, generaciones, desde que fueron contratados por la industria azucarera dominicana: primero los braceros, luego sus familias, más tarde, cuando la industria azucarera se hundió el resto.

domingo, 18 de abril de 2010

Paradojas fundamentales

(Son dos niños haitianos ¿Recuerdas lo que ha pasado en este rincón olvidado del planeta, colonizado por España, usado como moneda de cambio con Francia, de la que un día fue su más próspera colonia, la primera colonia que alcanzó la independencia con mayoría negra, y dominado después por Estados Unidos? Es el lugar más pobre de América y ahora, su capital Puerto Príncipe, la urbe que concentraba a la mayoría de su población, devastada por un terremoto.)



1. Paradoja de los Sentimientos (y la Lógica): “El corazón tiene razones que la razón no entiende” (Pascal).

2. Paradoja de la Ceguera: “Lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve con el corazón” (Antoine de Saint-Exupery, El Principito).

3. Paradoja de la Improvisación: “La mejor improvisación es la cuidadosamente preparada” (Refranero Popular).

4. Paradoja de la Cultura: “La televisión es una fuente de cultura, cada vez que alguien la enciende me voy a la habitación de al lado a leer un libro” (Groucho Marx).

5. Paradoja de la Ayuda: “Si deseas que alguien te haga un trabajo pídeselo a quien esté ocupado; el que está sin hacer nada te dirá que no tiene tiempo” (Refranero Popular).

6. Paradoja del Dinero: “El dinero no da la felicidad” (Richard Easterlin).

7. Paradoja del Tiempo: “Vísteme despacio que tengo prisa” (Refranero Popular).

8. Paradoja de la Tecnología: “La tecnología nos acerca a los más lejanos y nos distancia de los más próximos” (Michele Norsa).

9. Paradoja del Sentido: “No llega antes el que va más rápido sino el que sabe dónde va” (Séneca).

10. Paradoja de la Felicidad: “Mientras que objetivamente estamos mejor que nunca, subjetivamente nos encontramos profundamente insatisfechos” (José Antonio Marina).

11. Paradoja de la Sabiduría: “Quien sabe mucho, escucha; quien sabe poco, habla. Quien sabe mucho, pregunta; quien sabe poco, sentencia” (Refranero Popular).

12. Paradoja de la Ignorancia: “Todos somos ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas” (Albert Einstein).

13. Paradoja del Conocimiento: “El hombre busca respuestas y encuentra con preguntas” (Jorge Wagensberg).

15. Paradoja de lo Cotidiano: “Hasta lo más grande está formado de lo más pequeño” (Refranero Popular).

16. Paradoja del Silencio: “El silencio es el grito más fuerte” (Shopenhauer).

17. Paradoja del Experto: “No hay nada peor que un experto para evitar el progreso en un campo” (Refranero Popular).

18. Paradoja de la Riqueza: “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita” (Refranero Popular).

19. Paradoja del Cariño: “Quien más te quiere, te hará sufrir” (Refranero Popular).

20. Paradoja del Disfrute: “Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco de lo mucho que tenemos” (Shakespeare).

Círculo de preocupación, círculo de influencia

“……………….………………………….Dejar quisiera 
mi verso, como deja el capitán su espada;
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada"
                                            
                                                                              ANTONIO MACHADO

Toca levantarse, ya lloramos demasiado por la leche derramada. Mirad los siguientes círculos:

TESIS Y PARADOJA. La tesis que os propongo observa que las personas en general tenemos más preocupaciones (P) que influencias (I). Esta evidencia podría representarse con esos dos círculos. La paradoja consiste en que cuando aumenta nuestro círculo de preocupación, disminuye sin más nuestro círculo de influencia, y viceversa: si centramos nuestro compromiso en alguna parte de nuestro círculo de influencia, su aumento conlleva la disminución relativa del círculo de preocupación, aunque el número de preocupaciones se mantenga constante.

Este razonamiento para mentes lógicas, resulta especialmente útil a los líderes, sobre todo si están deprimidos / noqueados por la crisis.

Asoman entonces las grandes preguntas estratégicas ¿Dónde está mi proyecto? ¿Hacia dónde va? ¿Cómo llegar? Busca tus respuestas acompañado por un coach ejecutivo de Eurotalent, pero primero recuerda:

“El éxito es la conjugación del compromiso con la capacidad, en un entorno adecuado”

¿Cuánto talento se desperdicia y cuántos resultados no se materializan en entornos hostiles, subdesarrollados o inadecuados?

… Y la influencia individual de cada uno en su entorno, por ejemplo, nacional ¿es posible o lo olvido para no preocuparme más?

Buena pregunta Agamenón, si no fuera porque hagas tú o no algo al respecto, tu entorno sí te va a condicionar siempre. Vete, por tanto, preparando con los versos de este donostiarra de Hernani publicados en 1955, en su libro Cantos Iberos. Y si piensas que apelo a tu actitud, no te equivocas

España en marcha
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen,
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo."

Antisistema

El otro día entré en el blog anónimo de un adolescente (lo sé por como piensa) y me encontré con una historia que os transcribiré a continuación, sin comentarla, porque tú querido lector/a eres, como siempre, el encargado de extraer sus significados.

¿Por qué os hago partícipes de ella? Porque considero que es muy reveladora de un polo de pensamiento juvenil actual, no demasiado intelectual, pero sí comprometido e idealista. Además, si consideramos la alternativa, los “nini”, o los del “fracaso escolar”, o los puramente materialistas que voy encontrando en negocietes, ladrillismo, subasteros, funcionarios por seguridad … podría coincidir con la apreciación del desconocido apologeta, en que la suya es un tipo de mente despierta (él piensa que la única, pero eso forma parte de su necesidad juvenil de sentirse especial)

Bueno ahí va. A leer...

...Mi abuela me dijo un día: érase una vez que se era, que tienes que pelear mucho para mantener tu trabajo, trabaja mucho, más aún incluso de lo que te digan tus jefes, que ya será mucho. En el futuro seguro que recibirás la recompensa. No te fies de los otros. Nunca sabes quién te puede traicionar. Todos quieren sacar tajada. No te fies de nadie, separate de los díscolos, de las malas influencias, no te contamines, obedece a los que mandan...

-Abuela, creo que estás exagerando. Yo estoy muy bien como estoy...

-¡No seas tonto! Ten en cuenta la máxima que rige todo este tinglado: Hay muchos perros para un solo hueso.

-Joder, abuela... que yo no soy un perro para andar compitiendo por los huesos... Pero de todas maneras el problema es que hay unos pocos perros que ellos solos acaparan la mayoría de los huesos.

Aquí mi abuela llegó a su límite: "¡Basta! No tienes remedio. Siempre has sido un golfo. Deja ya de fumar porros, abandona a las malas compañías, deja de beber, deja de salir, ahorra, córtate el pelo, hazte mayor, hazte viejo, estudia, trabaja, cambia de trabajo, vuelve a cambiar, sé emprendedor, sé depredador, búscate un buen trabajo, búscate uno mejor que el que tienes, haz lo que te digan los poderosos, piensa sólo en lo importante, piensa en tu hipoteca, en tu mujer, en tus hijos, en tus cervezas, acumula dinero, acumula buenas relaciones, compite, compite, y luego sigue compitiendo. Tienes que ser competitivo, ¿no has aprendido nada en los documentales de la 2? El pez grande se come al chico, el león a la cebra... Querido niño: la revolución es cosa de locos, la rebelión es una cosa de jovenzuelos sin cabeza. Habéis fracasado. El sistema ha triunfado totalmente. Esto es lo que hay. Son lentejas..."
Ahí me di por vencido y tuve que ceder finalmente. -Sí abuela, es cierto: el capitalismo, o como se le llama ahora, la sociedad de mercado ha vencido.

Sí, al contrario que los movimientos de la gente de abajo, el capitalismo ha triunfado y triunfa totalmente. La sociedad de mercado consigue todo lo que quiere.

La sociedad de mercado quiere que los jóvenes no tengan vivienda y que al mismo tiempo se construyan más y más casas por todos los sitios y lo consigue; quiere que sus jóvenes universitarios trabajen en Telefónica o en el Burger King por una miseria y lo consigue; quiere que Enron deje sin luz a la India y los EE UU y lo consigue; quiere que no se cure la malaria, que se derritan los polos, que se extingan 1.200 especies de aves y lo consigue; quiere que los africanos se mueran de hambre y de sida y lo consigue; quiere que los iraquíes giman, que los ecuatorianos pasen sed, que las senegalesas se prostituyan y lo consigue.
Aquí mi abuela se revolvió: "Estúpido… Tú eres de los de cáscara amarga. O como diría cualquier chaval de ahora, ¡es que tienes muy mal rollo! ¿Es que no sabes divertirte?"
-Sí que sé, abuela… de hecho me divierto mucho y…

Pero no me dejó continuar: "Querido niño, la humanidad, pese a todo, ha conseguido muchos y grandes logros".

-Abuela… tan mayor y todavía confundes las palabras. La humanidad, o el hombre en abstracto no es lo mismo que "los hombres y las mujeres", es decir, las personas, que son lo único real, lo único que existe.

Se nos dice: el hombre ha puesto el pie en la luna, mientras la mayor parte de los hombres y mujeres no ha puesto jamás el pie fuera de su país.

Se nos dice: el hombre ha llegado a Marte, mientras 500 millones de personas tratan de llegar, muriendo muchos de ellos en el intento, a Europa, Australia o EE UU en busca de una vida digna y mientras otros 1.500 millones tienen que llegar al final de la jornada con un dólar pelado.

Se nos dice: el hombre ha descubierto los antibióticos y las vacunas, mientras que cada diez segundos muere una persona por tuberculosis, sarampión o disentería. Se nos dice: el hombre ha dominado la Naturaleza, mientras 1.200 millones de personas no tienen siquiera acceso a agua potable. Se nos dice: el hombre es capaz de correr los cien metros en 8 segundos, mientras el mundo se llena de cojos, inválidos y mutilados por las minas y las bombas y 2.000 millones de hombres y mujeres vacilan sobre sus piernas, aquejados de anemia.

Se nos dice: el hombre puede volar, mientras los hombres y mujeres se arrastran; el hombre sabe clonar, mientras los hombres y mujeres mueren en la cuna; el hombre ha descifrado el genoma, mientras los hombres y mujeres apenas saben leer. Y aunque estadísticamente sea mucho más hombre el que muere de hambre, por enfermedades curables o por la violencia, el que no tiene ni teléfono ni luz ni agua, el que duerme en la calle o sufre esclavitud, jamás oiremos decir a un político, un periodista o un filósofo: "la humanidad pisa una mina en Vietnam" o "la humanidad es machacada en Faluya" o "la humanidad cojea" o "la humanidad se prostituye."

No podemos decir "la humanidad ha llegado hasta Marte" sin engañarnos, pero sí podemos decir tajantemente: "la humanidad se muere de hambre". Los hombres se mueren de hambre en Sudán, en Etiopía, en Bangladesh, en las favelas de Brasil y en las chabolas de Haití; pero también se mueren de hambre en Madrid, en París, en Nueva York, en las grandes superficies comerciales de Londres y en los restaurantes de lujo de Los Ángeles. Se mueren de hambre los pobres y se mueren de hambre los ricos. Unos quieren comer algo y otros quieren comer más. Pero todos nos morimos de hambre.

El capitalismo no es, como pretenden sus economistas, un régimen de intercambio generalizado sino un sistema de destrucción generalizada; consiste en una guerra ininterrumpida al mismo tiempo contra los hombres y contra las cosas. A la guerra contra los hombres la llaman trabajo, a la guerra contra las cosas la llaman mercado; y lo que llamamos convencionalmente "guerra" -con sus bombardeos, sus incendios, sus víctimas mutiladas y sus escombros- no es más que una forma rutinaria de ajustar el trabajo y el mercado. El capitalismo es una estructura de hambre, el hambre como estructura, la maldición griega de tener que producir infinitamente, a velocidad creciente, para la destrucción; la necesidad de arrojar a la hoguera, cada vez más deprisa y en mayor número, todas las cosas del mundo. La falta de límites del capitalismo -por encima de la razón limitada, de la imaginación también limitada y del cuerpo frágil- devora la tierra, los bosques, el agua, los minerales, los animales, las catedrales, el aire, los cuerpos, las montañas y las ciudades sin interrupción. Su falta de límites no contempla el carácter finito de la tierra, la irreductible resistencia exterior sobre la que trabaja. Su falta de límites, además, no contempla la diferencia entre una gavilla de trigo y una bomba de racimo, entre un libro y una bomba atómica, entre una vacuna y una mina antipersonal... medios por igual de su reproducción ampliada, y exige la destrucción de todos sus medios sin distinción, aunque con ello destruya la condición misma de todos los fines. Por eso el capitalismo constituye, ante todo, una amenaza a la humanidad como especie.

Abandonado a su dinámica interna, regulado sólo por sus propias contradicciones, el capitalismo conduce a su propia destrucción, sí, pero no al socialismo o al anarquismo, como pretendía el optimismo decimonónico, sino al apocalipsis.

Pero la abuela no contestó. A su edad -lo sé- es difícil seguir un discurso tan largo. Hace ya rato que dormía plácidamente en su silla.

Y colorín colorado, este cuento, desde luego, ya está acabado
.

martes, 23 de marzo de 2010

Bernardo Hughes y Carlos Saracini

Son dos curas pasionistas, párrocos en distintas épocas de la Iglesia de Santa Cruz, en el barrio de San Cristóbal de Buenos Aires. Para justificar los orígenes de este refugio en las diversas épocas de dictaduras militares argentinas y uruguayas, reconvertido luego, a solicitud de Adolfo Pérez Esquivel –Premio Nobel de la Paz- en lugar de reunión de las Madres de Plaza de Mayo dice el veterano Hughes -75 años-: Había que poner en práctica lo que decía el Vaticano II, Medellín –reunión de obispos latinoamericanos de 1968-: la realidad injusta no era voluntad de Dios, sino fruto de las opciones de los que detentaban el poder y de la apatía de los que la soportaban”.

Saltan a la palestra por ser los protagonistas de un documental sobre la detención y tortura de los 12 del Grupo de Santa Cruz por la delación del infiltrado Alfredo Astiz, uno de los 19 militares que desde diciembre están siendo juzgados por los crímenes de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) –no desvelo más pues el documental íntegro puede descargarse libremente en películasantacruz.blogspot.com-.

Yo los traigo a mi blog por unas palabras de Saracini, cuando reflexiona sobre la impresión que le dio estar a 10 metros de Astiz el día en que acompañó a la sobrina de una de las asesinadas al precitado juicio:
“Estoy ante un trípode: verdad, justicia y amor. La verdad nos hace libres. La justicia demuestra que la impunidad no será eterna. Después está el drama de cómo hago para amar a los enemigos”.
Y Hughes aclara.
“Esto no es lo mismo que amnistía. No hay que soltarlos. Si fuera posible, humanizarlos y que les duela por una vez el camino recorrido para rehacerse interiormente”.
¡Chúpate esa mandarina! Rebusco principios sociales: liberté, egalité, fraternité, lema de la Revolución Francesa, abrazado después por la Francmasonería y trazo un aforismo:

La libertad de la verdad no puede ser ni estar en un mercado

El amor al enemigo es el escalón más alto de la grada de la fraternité

¿Egalité o justicia? He ahí el dilema del mundo de los padres represivos y compasivos

¿Lo que cada uno alcance –homo lupus homine- o al amigo el culo, al enemigo por culo y al indiferente la legislación vigente?

Ni neocom, ni Castro. Justicia de Gughes con el Código de Saracini