martes, 23 de marzo de 2010

Bernardo Hughes y Carlos Saracini

Son dos curas pasionistas, párrocos en distintas épocas de la Iglesia de Santa Cruz, en el barrio de San Cristóbal de Buenos Aires. Para justificar los orígenes de este refugio en las diversas épocas de dictaduras militares argentinas y uruguayas, reconvertido luego, a solicitud de Adolfo Pérez Esquivel –Premio Nobel de la Paz- en lugar de reunión de las Madres de Plaza de Mayo dice el veterano Hughes -75 años-: Había que poner en práctica lo que decía el Vaticano II, Medellín –reunión de obispos latinoamericanos de 1968-: la realidad injusta no era voluntad de Dios, sino fruto de las opciones de los que detentaban el poder y de la apatía de los que la soportaban”.

Saltan a la palestra por ser los protagonistas de un documental sobre la detención y tortura de los 12 del Grupo de Santa Cruz por la delación del infiltrado Alfredo Astiz, uno de los 19 militares que desde diciembre están siendo juzgados por los crímenes de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) –no desvelo más pues el documental íntegro puede descargarse libremente en películasantacruz.blogspot.com-.

Yo los traigo a mi blog por unas palabras de Saracini, cuando reflexiona sobre la impresión que le dio estar a 10 metros de Astiz el día en que acompañó a la sobrina de una de las asesinadas al precitado juicio:
“Estoy ante un trípode: verdad, justicia y amor. La verdad nos hace libres. La justicia demuestra que la impunidad no será eterna. Después está el drama de cómo hago para amar a los enemigos”.
Y Hughes aclara.
“Esto no es lo mismo que amnistía. No hay que soltarlos. Si fuera posible, humanizarlos y que les duela por una vez el camino recorrido para rehacerse interiormente”.
¡Chúpate esa mandarina! Rebusco principios sociales: liberté, egalité, fraternité, lema de la Revolución Francesa, abrazado después por la Francmasonería y trazo un aforismo:

La libertad de la verdad no puede ser ni estar en un mercado

El amor al enemigo es el escalón más alto de la grada de la fraternité

¿Egalité o justicia? He ahí el dilema del mundo de los padres represivos y compasivos

¿Lo que cada uno alcance –homo lupus homine- o al amigo el culo, al enemigo por culo y al indiferente la legislación vigente?

Ni neocom, ni Castro. Justicia de Gughes con el Código de Saracini

No hay comentarios: